Carlos Serres

Cómo se estropea un vino

Todos hemos vivido ese desagradable momento de descorchar una botella de vino con intención de disfrutarlo, y encontrarnos con que tendremos que quedarnos con las ganas. Ese incómodo momento en el que tenemos que aventurarnos a saber si un vino está picado o si se ha estropeado, y lo que es más importante: el momento en el que nos preguntamos qué hemos hecho mal para que esté estropeado.

Saber cómo se estropea el vino es fundamental para evitarnos ese disgusto que acabamos de describir. Algo que impedir, simplemente, sabiendo cuál es la mejor manera de guardar un vino pero, también, conociendo cuáles son los principales enemigos del almacenamiento de los caldos. Una manera ideal no solo de disfrutarlos con toda su personalidad y matices sino, también, de evitar cualquier contratiempo.

Así, veamos cuáles son algunos aspectos que tenemos que mimar para evitar que un vino se estropee.

CAMBIOS BRUSCOS DE TEMPERATURA

Como hemos comentado en otras ocasiones, la temperatura es clave para la conservación del vino. Con esto no solo nos referimos a que sea estable sino, incluso más importante, que sea la adecuada.

Está claro que en casa no podemos recrear las condiciones de una bodega, pero también lo está que debemos buscar la ubicación más adecuada para conseguir que nuestras botellas guardadas estén en una temperatura constante de entre 12 y 16 grados, y nunca por encima de los 20.

Guardar vino correctamente

GUARDAR EL VINO EN CAJAS

Uno de los errores más habituales, tanto si la caja es de madera como si es de cartón. Muchas veces, compramos vino y creemos que, dado que lo hicimos en este tipo de estuches, es el mejor lugar para guardarlo. Sin embargo, esto es uno de los errores que pueden estropear un vino.

Para empezar, las cajas están pensadas para tener las botellas en vertical. Una posición que deja el tapón completamente al descubierto, expuesto a la sequedad. Algo que, más allá de estropear la función del corcho, puede procurar la entrada de bacterias y hongos al haber espacio por el que entre aire.

Por otro lado, si las cajas son de cartón son potencialmente enemigas del vino. El cartón acumula calor, por lo que es más que probable que conserve los vinos por encima de los 18 o 20 grados de temperatura máxima a la que podemos tenerlos.

En caso de que no tengamos otro sitio para guardarlas y la caja sea de madera, siempre tendremos que almacenar nuestras botellas quitándole la tapa y colocándolas ligeramente inclinadas.

LUZ Y OLORES

La luz es uno de los aspectos que puede modificar por completo el carácter de un vino. Hay que entender que el vino es algo vivo, y la incidencia de la luz no hace otra cosa más que desencadenar una reacción química que puede modificar su personalidad. Más allá de evitar la luz directa o la artificial de los fluorescentes, siempre tendremos que procurar que nuestras botellas descansen en penumbra. Lógicamente, necesitamos luz para ese espacio por lo que otra solución apta para preservar las botellas es cubrirlas con un paño.

En lo que respecta a los olores, tenemos que preservar nuestras botellas de cualquier aroma exterior. Más allá de conocer por qué es importante el corcho para el vino, tenemos que ser conscientes de que es poroso y tiene capacidad para absorber olores del exterior y, por tanto, modificar el propio del vino.

BOTELLEROS EN ZONAS INADECUADAS

Fundamental para la conservación del vino. Y es que es habitual cometer uno de los errores más básicos: guardar el vino en la cocina. Un espacio que es, probablemente, una de las habitaciones de la casa con mayores cambios de temperatura por lo que es importante que la evitemos para conservar nuestras botellas por más botelleros que tengamos en el diseño de los muebles de cocina.

Y no, tampoco el salón es un buen sitio para ello. Pensemos que, habitualmente, son espacios más que iluminados por lo que esta exposición puede estropear los caldos.

La postura, vital para almacenar botellas de vino

CERRAR CON EL CORCHO LAS BOTELLAS ABIERTAS

No nos confundamos: una vez hemos descorchado una botella de vino, la cuenta atrás para disfrutarla ha comenzado. Por más que creamos que cerrando bien con el corcho podemos guardarla para otro momento, nada más lejos de la realidad. El hecho de descorchar hace que el vino haya entrado en contacto con el oxígeno del exterior, por lo que ya ha alterado su equilibrio.

Algo que no es negativo, ya que es la base de la decantación del vino, pero que no puede prolongarse en el tiempo y menos todavía contemplar solo el uso del corcho. Si necesitamos conservar una botella abierta, lo ideal es que usemos una bomba de vacío manual y la almacenemos en un lugar fresco y oscuro.

HABITACIONES CERRADAS Y SIN VENTILAR

Nuevamente, el corcho es protagonista. Es cierto que lo ideal es que nuestros vinos descansen en una habitación fresca y sin oscilaciones de temperatura, sí. Pero también lo es que el espacio que designemos para ello tiene que estar ventilado correctamente. De esta manera, evitaremos que se cree humedad y que esta pueda hacer que el corcho coja hongos o malos olores.

Recordemos que el corcho no solo cierra el vino, sino que también es la herramienta a través de la cual se intercambian gases y oxígeno en cantidades mínimas con el exterior. Algo que, por desgracia, puede ser fuente de entrada de microorganismos que alteren el vino si el lugar en el que está no cuenta con la ventilación necesaria.