Carlos Serres

La decantación del vino

La decantación del vino no es una práctica destinada, únicamente, para las catas o los vinos mal llamados caros. Decantar vino es permitirle entrar en contacto con el oxígeno y, no solo hace que se liberen muchos de sus matices sino que le permite que gane en aromas.

Un proceso no exento de química, así no podamos verlo; que puede cambiar completamente nuestra percepción de un vino. Y es que no es lo mismo disfrutar de su perfume y sabor tal cual está evolucionado en la botella, a dándole unos minutos para que despliegue toda su personalidad.

Y si por qué decantar un vino es una duda habitual entre quienes se inician en el apasionante mundo de los caldos, no lo es menos conocer otros aspectos de carácter práctico sobre la decantación para que este gesto logre su objetivo: permitirnos vivir una experiencia plena.

¿POR QUÉ HAY QUE DECANTAR UN VINO?

Es importante entender que el hecho de decantar un vino permitirá que, al entrar en contacto con el oxígeno, podamos reconocer algunos de sus secretos: tipos de uvas utilizados en su elaboración, tiempo de maduración, estilo de crianza, características de la añada o, incluso, aspectos específicos de la cosecha de la que es fruto esa botella de vino.

Además de este aspecto, decantar un vino nos permite poder saborearlo sin ningún tipo de sedimento. Una forma de permitir que se precipite en el fondo del decantado cualquier resto sólido que pueda formar parte del vino.

Por último, el proceso de decantar vino permite abrirlo. O, lo que es lo mismo, favorece el desarrollo de esos aromas que no podremos percibir en el primer momento, y en especial de los matices frutales. Algo que viene a ser lo mismo que ese gesto tan común de mover nuestra copa para disfrutarlo plenamente.

Decantar vino

Sin embargo, también hay que entender que no todos los vinos necesitan ser decantados. Aunque bien puede hacerse, es interesante entender qué vinos demandan de manera imperiosa la decantación y el porqué.

En el caso de los vinos tintos jóvenes, entrar en contacto con el aire permitirá mitigar ligeramente su alta concentración de taninos. Gracias a la oxigenación, se vuelven más sedosos. Una oxigenación que podemos conseguir tanto vertiendo el vino en un decantador como, simplemente, dejando abierta la botella un ratito antes de su consumo.

En el caso de los vinos que han tenido una crianza larga o superior a los siete años, lo más habitual es que cuenten con muchos sedimentos. Unos incómodos compañeros de la cata que pueden estropearnos el sabor o enmascarar la experiencia de disfrutar de un determinado vino. Para ellos, también es interesante la decantación para procurar que esas partes sólidas no formen parte de nuestra copa.

Pero más que conocer los vinos que demandan ser decantados, es importante saber los que nunca tendremos que decantar: los blancos, salvo contadas excepciones; los grandes Borgoña, los vinos de Alsacia, los espumosos, los rosados y los Pinot Noir, que debido a la rápida oxidación de su uva rompe su equilibrio con facilidad al entrar en contacto con el oxígeno.

¿CON QUÉ ANTELACIÓN DECANTAR UN VINO?

Otra de las dudas habituales que surgen a la hora de decantar vino. Para empezar, es importante tener claro que lo idóneo es, que el día antes, coloquemos la botella de vino en vertical. De esta forma, los sedimentos se separarán del vino y se acumularán en el fondo de la botella.

Decantador de vino

Otro aspecto a contemplar es dónde decantar el vino. Aunque lo ideal es usar un decantador, tendremos que tener siempre en cuenta dos pautas a falta de él: que el recipiente sea de cristal, y que cuente con una base ancha y embocadura estrecha. Gracias a este detalle, podremos capturar los aromas y no perderlos durante el proceso.

Antes de abrir la botella, tendremos que observarla al trasluz. Si denotamos un color anaranjado, es posible que el vino sea demasiado adulto y no aguante correctamente la decantación.

Es importante contemplar los tiempos de decantación, ya que puede jugar en nuestra contra. En el caso de los vinos con crianza larga, lo ideal sería decantar una hora antes de disfrutarlo; mientras que en el caso de los vinos más jóvenes, la recomendación es hacerlo un par de horas antes. Hacemos hincapié en respetar los tiempos porque un exceso de decantación puede empobrecer los sabores y aromas del vino.

Una razón de peso para que decantar el vino sea, casi, un acto mecánico reloj en mano. La única manera de disfrutar del sabor de un vino plenamente.