Carlos Serres

Vinos de finca: ¿qué debes saber?

En muchas ocasiones, las múltiples denominaciones en el mundo del vino despiertan alguna que otra duda entre los amantes aficionados de los caldos. Cuesta entender las diferencias entre Crianza, Reserva y Gran Reserva de la misma manera que lo hace aprender a descubrir los matices y aromas escondidos en los distintos vinos.

Precisamente sobre esas denominaciones, hoy queremos hacer especial énfasis en una calificación única: los denominados vinos de finca. Una familia de caldos con unas particularidades únicas que es preciso conocer para entender dos aspectos que los definen: por un lado, la increíble personalidad de su sabor; por otro, el motivo por el que son una auténtica exquisitez dentro del mundo del vino.

Así, descubramos cómo son estos singulares vinos en los que la tierra tiene, si cabe, un papel todavía más decisivo.

CARACTERÍSTICAS DE LOS VINOS DE FINCA

Hablamos del terruño porque es precisamente esa tierra madre la que pauta y define a estos vinos. Y es que una de las características fundamentales de esta familia de caldos es, precisamente, que todas las uvas de su elaboración proceden de una misma finca.

O, lo que es lo mismo, que todas las vides han sido cultivadas con unas mismas características meteorológicas, en el mismo clima y con los mismos nutrientes naturales del suelo. Algo que garantiza que todas las uvas de cada cosecha compartirán una personalidad, sabores y matices únicos y estables.

Características de los vinos de finca

Además de la importancia de la tierra, otra característica fundamental de los vinos de finca es la edad de las vides. Nunca antes unas vides mal llamadas viejas tuvieron tantísimo protagonismo, y es que en ellas radica parte de la excelencia de estos caldos criados y mimados durante décadas. Más allá de que tanto su cultivo como su recolección son de carácter artesanal, el hecho de que estas vides cuenten con solera (a partir de 30 años) permite maduraciones diferentes y sabores distinguidos.

Por último y como detalles finales para comprender la complejidad de estos vinos, hay dos factores que inciden sustancialmente en este tipo de vinos y que tienen que ver directamente con su proceso de añejamiento. Por un lado, dónde se evoluciona el vino (suele realizarse en barricas nuevas); y por otro, el tiempo que marca cada Denominación de Origen de estancia en ellas para ser considerado un vino de finca (un aspecto sumamente estricto para poder contar con este calificativo en su etiqueta).

VINOS DE FINCA CARLOS SERRES

Estas características que acabamos de destacar sobre qué caracteriza a los vinos de finca son, precisamente, las que marcan los vinos de finca de Carlos Serres. Unos en los que puede disfrutarse del sabor más auténtico de las vides de nuestra finca El Estanque (el corazón natural de nuestra bodega), que oscilan en edad entre los 35 y 40 años.

Viñedo de Haro

Gracias a ellas y al cultivo personalizado en parcelas exclusivas es como se consiguen maduración homogéneas caracterizadas por un equilibrio redondo de acidez, azúcar y madurez aromática. Vinos reposados en barrica durante 24 meses y que ofrecen toda su riqueza de paladar y olfato cuando se descorchan.

Caldos que, en definitiva, saben a mimo y a tradición. A tierra, a herencia y, en el caso de nuestros vinos, al auténtico sabor de Haro. Una razón de peso para valorar lo que encierra cada botella.