Carlos Serres

Diferencias entre Crianza, Reserva y Gran Reserva

¿Te preguntas cuándo escoger un vino gran reserva, crianza o reserva? Cuando estamos ante la decisión de elegir un vino, a menudo surgen dudas sobre las diferencias entre crianza, reserva y gran reserva. Una catalogación propia de los vinos españoles y que, sobre todo cuando nos iniciamos en el mundo del vino, puede resultar complicada para los novatos.

Sin embargo, lejos de ser una tarea insalvable conocer las diferencias entre vino gran reserva, crianza y reserva no es tan complicado sino cuestión, únicamente, de conocer las cualidades específicas de cada uno de ellos para realizar la elección más correcta según nuestras necesidades de ese momento o lo que esperemos de un determinado vino.

Antes de entrar en cómo diferenciar entre vinos consideraciones específicas, es importante saber que esta clasificación de vinos que marca diferencias entre el crianza, el reserva y el gran reserva responde fundamentalmente a un factor: el tiempo de envejecimiento que viven en las bodegas de nuestro país.

tiempo de envejecimiento entre crianza, reserva y gran reserva
Aunque, sin duda alguna, la manera ideal de reconocer un vino por sus cualidades es durante una cata, bien podemos valernos de algunos datos generales para saber diferenciar entre crianza, reserva y gran reserva.

VINOS CRIANZA

Los denominados vinos jóvenes se transforman en crianza una vez que pasan por una barrica. Y es que es la madera la que otorga a un vino determinadas cualidades de sabor, aroma e, incluso, de equilibrio de matices. Así, podemos considerar que un vino crianza es aquel que ha pasado un tiempo de envejecimiento específico que incluye su maduración en barrica.

En el caso de los vinos tintos, el tiempo necesario de envejecimiento es de mínimo 24 meses (con al menos seis en el interior de una barrica). Los tiempos de crianzas blancos y rosados son ligeramente diferentes: aunque el tiempo de maduración mínimo es de 18 meses, para estos dos tipos de vino también se mantiene la pauta de los seis meses en madera.

VINOS RESERVA

Es la siguiente calificación y, nuevamente, está pautada por el tiempo de maduración. Dado que los vinos reserva cuentan con una mayor calidad que los crianza, este periodo es ligeramente superior. Mientras para los vinos tintos el tiempo es de mínimo 36 meses (con, al menos, doce meses de estancia en barrica), para blancos y rosados nuevamente se recorta: tan solo será necesario un mínimo de 24 meses, de los que seis transcurrirán en barrica.

Barricas crianza, reserva y gran reserva

VINOS GRAN RESERVA

Son los vinos más exquisitos y no solo porque el tiempo sea determinante para ellos. Una de las cosas que marca las diferencias entre crianza, reserva y gran reserva es que estos últimos se realizan con una selección de las mejores uvas de cada cosecha. Una auténtica apuesta por conseguir un caldo realmente excepcional.

Respecto al tiempo de maduración, en el caso de un vino gran reserva ha de contar con cinco años de envejecimiento. Un periodo en el que su estancia en barrica (estimado en un año y medio) es crucial para su calidad final. En el caso de blancos y rosados, nuevamente el tiempo es sustancialmente distinto: tan solo necesitarán cuatro años de envejecimiento y, al igual que crianzas y reservas, tan solo seis meses en barrica.

Más allá de estas consideraciones generales, es importante conocer que algunas de las Denominaciones de Origen de nuestro país cuentan con sus propias exigencias en lo que a diferencias entre crianza, reserva y gran reserva se refiere.

Tanto la D.O. de Ribera del Duero como la D.O.C. de Rioja establecen para sus vinos tintos un tiempo de envejecimiento en barrica de doce meses.

Peculiaridades con un único objetivo: lograr que los vinos, sean del tipo que sean, mantengan unas mismas características únicas capaces de seducir al paladar de quién sabe apreciarlos.