Carlos Serres

Origen, historia y evolución del cultivo de la vid

La historia del vino se escribe en paralelo con la Historia de la Humanidad. Un camino recorrido de manera compartida, que obliga a remontarse muchos siglos atrás para comprender el origen del cultivo de la vid. Uno tan antiguo que incluso los mitos dan propia cuenta de él, hasta el punto de que existen tres dioses mitológicos del vino ligados a culturas tan lejanos como Egipto, Grecia o Roma. Unas civilizaciones en las que ya el cultivo de la vid era clave de su manera de entender el mundo, y el vino cobraba una consideración que iba más allá de la mera bebida.

Sin embargo, el cultivo de la vid es incluso más antiguo que estas tres culturas antiguas citadas. Y es que, aunque no fuera con vistas a la producción de vino, la vid es una planta que jugado siempre un papel clave en la economía de los pueblos del mundo. Un alimento, sí, pero también una moneda de cambio. Un bien preciado para el trueque.

Entendido su papel a lo largo de la historia, veamos el papel trascendental que la vid ha tenido en la historia del hombre desde sus inicios.

ORIGEN DEL CULTIVO DE LA VID

Lo primero que sorprende al indagar en los orígenes del cultivo de la vid es saber desde cuándo esta planta acompaña al hombre. Y es que se cree que la presencia de la vid en la Tierra ya existía en la Era Terciaria. Un momento caracterizado por las increíbles glaciaciones que asolaron el planeta, y que da cuenta de una de las características más destacadas de esta planta: su increíble resistencia. A pesar de existir de aquella, la vid que conocemos nada tiene que ver con la de esta época en la que este arbusto era puramente silvestre.

Originaria de Asia occidental y del Cáucaso, incluso en la Prehistoria es posible datar la presencia de la vid entre los pueblos más antiguos. Sin embargo, no sería hasta el Neolítico cuando se encuentran las primeras referencias del cultivo de la vid por parte del hombre en Asia Menor y Oriente Próximo. Un inicio de cultivo que se remonta al año 6.000 a.C. y que no sería hasta más de 3.000 años después cuando alcanzaría un auténtico desarrollo. Decimos esto porque sería en esa época, la Era del Bronce, cuando los arqueólogos datan el nacimiento del vino. Uno que se habría dado de manera accidental, y que consistía básicamente en un zumo de uvas azucarado.

Cultivo de la vid en Egipto

Sería en el año 3.000 a.C., cuando la vid llegaría a uno de los pueblos de la Antigüedad que descubrió sus bondades. Y es que es en esta época cuando se data la primera cosecha de vino en Súmer, en la antigua Mesopotamia. Un lugar que exportaría el vino a su vecino Egipto, país en el que rivalizaría con la cerveza que se elaboraba entonces allí. El cultivo de la vid encontraría su lugar idóneo en los márgenes del Nilo, caracterizados por contar con una tierra fértil. Serían precisamente los egipcios quienes comenzarían la vinificación tal y como la conocemos, fermentando el mosto de vino en ánforas de barro.

Unas que, curiosamente, eran capaces de mantener el vino incluso durante años para disfrute de las clases altas de la época, que eran los principales consumidores de esta bebida ya que el vino se convirtió en la bebida oficial de los ritos religiosos y las festividades paganas.

EVOLUCIÓN HISTÓRICA DEL CULTIVO DE LA VID

El desarrollo del vino en el Antiguo Egipto sería clave para su desarrollo. Primero sería en Europa, que conocería el vino gracias a las rutas comerciales egipcias. Pero tan solo sería el comienzo, ya que apenas unos pocos años después el cultivo de la vid llegó incluso a China.

Sin embargo, el peso del cultivo de la vid en el Viejo Continente alcanzaría su total desarrollo gracias a su llegada a la Antigua Grecia. Un momento, datado en torno al año 700 a.C., en el que el vino aguado era protagonista de una sociedad que lo utilizaba en ritos religiosos y funerarios además de hacerlo en sus fiestas populares. Más allá de considerarlo una deidad, el cultivo de la vid sería una de las labores fundamentales de la agricultura de la Grecia Clásica. Una planta que colonizaría buena parte de sus territorios, dando lugar aún sin querer a que el país Heleno contara con un buen número de tipos de vinos. Un auténtico equivalente a lo que hoy respondería a qué son las Denominaciones de Origen.

Cultivo de la vid en la Grecia Clásica

Más allá de esto, la sed griega por el vino haría que incluso importaran variedades de vid de países cercanos. Algo documentado por los arqueólogos, y que viene a demostrar que vinos procedentes de los actuales Libano o Palestina formaban parte de sus mesas.

La adopción romana del cultivo de la vid y la inclusión de todos sus ritos como parte de su propia cultura serían claves para la evolución del vino. Una bebida que, con el nacimiento del cristianismo, alcanzaría sus máximas cotas de divinidad. Un momento que supondría, además, la clave de su expansión por medio mundo gracias a la necesidad cristiana de poder contar con vino para sus ceremonias religiosas.

Y a partir de ese momento, tan solo era cuestión de tiempo que la propia religión llevara a cabo de manera inconsciente el desarrollo del cultivo de la vid a lo largo y ancho del mundo. Un desarrollo que, además de por motivos religiosos, contaría con el beneplácito de las sociedades de las distintas épocas hasta llegar hasta el último paso del desarrollo de la vid en todo el mundo. Sería con los colonos españoles llegados a Norteamérica como la vid colonizaría, también, un país que hasta entonces desconocía las bondades de esta planta arbustiva.

Desde entonces hasta hoy, tan solo es cuestión de historia. De descubrir las virtudes del vino e indagar en el cultivo de la vid hasta lograr obtener de ella ese juego de matices y sabores perfecto para conseguir crear caldos inolvidables.