Carlos Serres

¿Cómo puede influir el cambio climático en el vino?

El cambio climático es una evidencia en nuestro Planeta. Una auténtica modificación de la meteorología, provocada por la mano del hombre y que resulta ser un fenómeno con difícil freno. Dado que su principal efecto es el aumento de la temperatura, plantea dudas sustanciales en lo que respecta a la agricultura. O, mejor dicho, en lo que se refiere al curso de los distintos cultivos, que podrían verse afectados por estos cambios de temperatura. Y, como planta que es, la vid está en esa lista de plantas agrícolas que están resintiéndose de este aumento de grados en el clima.

A día de hoy, la repercusión del cambio climático en el viñedo es ya una realidad de la misma manera que está afectando a la flora en general. Y si, de manera general, este cambio en las temperaturas es preocupante; lo es todavía más en el sector del vino. Y no es para menos. El impacto de los grados de más del Planeta puede repercutir directamente en cómo concebimos el viñedo a día de hoy. No solo eso: puede afectar en la calidad de los caldos. Algo que se traduciría, básicamente, en vinos con una mayor graduación alcohólica diferente y una menor acidez.

Un aspecto que provocaría un cambio tan singular como el de encontrar viñedos en latitudes hasta ahora desconocidas. Un cambio de ecuación singular, que alteraría la idea que tenemos hasta el día de hoy del vino. Veamos en detalle cuáles son esos cambios que puede provocar. Y, sobre todo, cuál es ese futurible de viñedo que podríamos ver en un medio plazo de tiempo.

CAMBIOS EN LA MADURACIÓN DE LA VID

Entender cómo afecta el cambio climático al viñedo pasa por comprender algo vital de ellos. A día de hoy, el grueso de los terruños se encuentra en una franja de entre 30 y 50 grados de latitud. Una máxima que se da en la mayor parte de los principales viñedos del mundo, tanto en los del hemisferio norte como los del sur. La principal razón para este emplazamiento tiene una explicación fundamental para la evolución de la uva. Es solo en esa latitud donde el clima es templado. Una situación geográfica que permite que las uvas se desarrollen como necesitan hasta alcanzar la madurez. ¿Cómo? Lentamente, con calma.

Efectos del calentamiento global en la maduración de la uva

Un aspecto que podría modificar de manera determinante el calentamiento del Planeta. Se cree que, por cada grado que sube la temperatura de la Tierra, el momento de la vendimia se adelanta en torno a una semana. Una afirmación que se fundamenta en cómo, en el último cuarto de siglo, las cosechas se han ido anticipando hasta hacerlo incluso en una semana. Un hecho que, lejos de ser anecdótico, repercute directamente en la calidad de la uva y, por tanto, de los vinos. Y es que el hecho de que la vendimia se adelante provoca que la uva no complete su ciclo de maduración.

Añadido a este aspecto, el cambio climático trae consigo otros significativos para la uva. El calentamiento global no solo repercute directamente en la temperatura mundial. También trae consigo más sequías y, por tanto, menos lluvias. Algo que, acompañado de menos frío y menos heladas nocturnas, puede ser crítico para el viñedo. Para un correcto proceso de maduración, la uva necesita un cambio de temperatura sustancial entre el día y la noche. Hablamos de al menos 15 grados. Una oscilación que, de continuar en ascenso el mercurio, no se daría dificultando, por tanto, la maduración.

Por último, y aunque no esté directamente relacionado con la maduración, un aspecto más. El calentamiento global traería consigo una menor incidencia de las enfermedades producidas por hongos. Algo lógico, si tenemos en cuenta que esta plaga aparece cuando frío y humedad se alían. Y, aunque pudiera parecer una buena noticia, no es tanto: si bien los hongos desaparecerían, no lo harían otras plagas que afectan al viñedo. Es más: se pronostica que podrían aparecer otras nuevas que podrían poner en riesgo tanto a las plantas como a sus frutos.

NUEVAS ZONAS EN LAS QUE PRODUCIR VINO

Las repercusiones del calentamiento global ya se están haciendo notar. Y, como tal, los países y zonas vitivinícolas de Europa y del mundo están buscando alternativas. Una búsqueda de opciones que pasa, irremediablemente, por buscar zonas frías en latitudes más altas. Un cambio que provocaría encontrar viñedos cada vez más al norte, lejos de esas zonas de cultivo a las que estamos acostumbrados.

El cambio climático en el viñedo

Por eso mismo, el mundo enológico está planteándose latitudes septentrionales que podrían ser respuesta, en un medio plazo, para poder desarrollar el mundo del vino como lo conocemos. Así países tan poco vitivinícolas como Noruega, Reino Unido o Dinamarca podrían convertirse en nuevas tierras de cultivo. Algo que ya es una realidad, ya que en estos tres países la producción de vino ha aumentado a un ritmo del 40% al año. Un porcentaje más que significativo, y que supondría un cambio sustancial de escenario a nivel mundial. Algo que, sin embargo, no acaba de verse claro en el mundo del vino por las dificultades que presenta fundamentalmente por las horas de sol.

Pero este no es el único aspecto que cambiaría en el mundo del vino. Además, las bodegas que permanezcan en las latitudes tradicionales se verían obligadas a cultivar variedades de uva más adaptadas a la sequía. Unas que presenten un ciclo vegetativo más largo y que, por tanto, presentarían una maduración más tardía.

LOS VIÑEDOS DE ALTURA, LOS MÁS BENEFICIADOS

Pero, más allá de futuribles, hay una realidad. Los viñedos en altura, como la viticultura heroica de la Ribeira Sacra, se verían más que beneficiados de este cambio de latitud. Por su ubicación natural y tradicional, este tipo de viticultura no tendría que cambiar absolutamente nada para poder continuar con su actividad. Y es que una de sus principales características es, precisamente, que su situación es singularmente distinta al grueso de los terruños de cultivo.

Una singularidad que transformaría lo excepcional en clave de éxito. Veremos hacia dónde evoluciona el mundo del vino. Una realidad que va de la mano de ese cambio que vive la Tierra.