Carlos Serres

¿Qué es la crianza en botella?

La crianza es, sin lugar a dudas, uno de los momentos claves de la elaboración del vino. De ese periodo dependerá que un determinado caldo sea capaz de mostrar plenamente su personalidad. Un tiempo preciado que permitirá esa evolución natural necesaria para transformar por completo el zumo de uva en un auténtico placer para los sentidos.

Sin embargo, al hablar de la crianza del vino muchos la identifican con una barrica. Y si bien es cierto que son ellas las responsables de buena parte de la evolución de un caldo, tampoco se puede menospreciar la importancia de la botella. Y es que no es solo un recipiente o una seña de identidad de una determinada bodega. La botella es un elemento clave para acabar de redondear un caldo. Para preservarlo, hasta que llegue el momento de disfrutarlo. Para mantenerlo, también, a salvo de cualquier enemigo natural que pueda estropearlo. De ahí que saber cómo almacenar el vino correctamente sea tan importante.

Por estos motivos, conocer cómo es la crianza en botella es imprescindible para cualquier amante del vino. Una forma de maravillarse más todavía con esa mezcla entre alquimia, tiempo y conocimiento que nos permiten saborear un vino plenamente.

DIFERENCIAS CON LA CRIANZA EN BARRICA

Lejos de ser excluyeres entre sí, la crianza en barrica y la crianza en botella son complementarias en un buen número de vinos. Básicamente porque los procesos químicos que se dan en una y en otra son diferentes.

La crianza en barrica es un proceso de envejecimiento y maduración del vino entre madera. Es gracias a ella como el vino gana determinados aromas y sabores propios de este elemento vivo. Y es que la madera es clave para que taninos y aldehídos modifiquen su estructura, adoptando perfumes o gustos singulares. Este proceso puede darse gracias a las ínfimas cantidades de oxígeno que penetran a través de la barrica en el vino. Es esta microoxigenación la mecha que prende todo el proceso que se da en el interior de la barrica. Algo fundamental para cualquier caldo, si tenemos en cuenta que es gracias al oxigeno como el vino estabiliza su color.

Para que todo este proceso pueda darse, es imprescindible que las barricas estén en un espacio con unas condiciones bien definidas. Además de una humedad relativa del 75%, es imprescindible que no haya variaciones bruscas de temperatura. De ahí que las bodegas mantengan siempre una oscilación máxima de 5 grados entre el verano y el invierno.

Crianza en botella

La crianza en botella difiere de la crianza en barrica fundamentalmente en el tema del oxígeno. Y es que en el interior de una botella un caldo está prácticamente en total ausencia de este elemento. A pesar de ser prácticamente un compartimento estanco, aquí radica la importancia del corcho. Es a través de él y por su porosidad como penetran cantidades todavía más indetectables de oxígeno. Es gracias a esta ausencia como los elementos presentes en el vino reaccionan entre sí sin más estímulos externos.

Una forma, también, de que esa última evolución pendiente de cualquier caldo se dé sin más protagonistas que el propio vino.

¿QUÉ CONDICIONES SE NECESITAN PARA LA CRIANZA EN BOTELLA?

Conocidas las diferencias entre una y otra crianza, es importante conocer qué precisa la crianza en botella. Qué condiciones deben darse para que esa evolución del vino en la botella se dé correctamente.

Para empezar, la temperatura es considerablemente distinta a la de una bodega. La crianza en botella demanda un rango de temperaturas de entre 12 y 16 grados. A diferencia de la crianza en barrica, no necesita un porcentaje elevado de humedad ambiental. El éxito de esta crianza radica en el corcho, y un exceso de ella podría provocar que el corcho se ablandara o se pudriera. Algo que, lógicamente, daría al traste con esa crianza lenta propia de la botella.

Condiciones de la crianza en botella

Además de esto, es importante que la botella esté tumbada aunque ligeramente levantada en la embocadura. De esta manera, el corcho permanecerá intacto hasta el momento de abrirla.

Una de las condiciones más variables de la crianza en botella es el tiempo. Este proceso de envejecimiento es muy lento, y además está influenciado por el tiempo que el caldo haya estado en barrica. Cuanto más larga haya sido esta crianza, más largo suele ser el de botella. Lejos de ser algo que se hace por simple instinto, el tiempo de crianza en botella lo estipulan las distintas Denominaciones de Origen. Son estas entidades las que marcan un tiempo mínimo y máximo, tanto para la crianza en barrica como para la crianza en botella.

LOS VINOS EQUILIBRADOS

Uno de los principales objetivos de la crianza en botella es lograr lo que se denominan vinos equilibrados. O, lo que es lo mismo, caldos en los que la armonización y la complejidad de los aromas otorgan a un vino una personalidad e intensidades únicas.

Algo, conseguir un vino perfecto, que es el gran objetivo de los enólogos y para lo que la botella juega un papel clave.