Carlos Serres

El lloro de la vid en primavera

La llegada de la primavera es el momento del despertar de la naturaleza. Uno esperado que trae consigo el final de ese letargo invernal que tiñe de una tensa calma el campo. Y es que el frío y la falta de horas de sol parecen vestir de tristeza los viñedos. Una que se puede ver en esos troncos desnudos en los que aguardamos impacientes que vuelva a brotar la vida.

Sin embargo, la llegada de la primavera rompe por completo esa estampa. Una ruptura que puede verse en lo que supone uno de los espectáculos vegetales más singulares que existen: el lloro de la vid. Algo que, más allá de hacer volver a la vida a la planta, es el mejor indicativo de que la primavera ya es un hecho. A pesar de los días fríos o grises. Si una vid llora, es que la estación por excelencia de la vida ha comenzado.

Si bien este lloro es parte del ciclo vegetativo de la vid, entender qué es exactamente hace que, una vez más, nos maravillemos con la Madre Naturaleza. Y es que esas gotas que vemos derramarse no son más que un increíble mecanismo de la planta para curar sus heridas.

Algo que anuncia el comienzo del rebrote de la vid. Un llanto que, lejos de suponer tristeza a pesar de su nombre, es un símbolo de alegría.

¿QUÉ ES EL LLORO DE LA VID?

El llanto de la vid es un auténtico fenómeno de la naturaleza. Cuando la temperatura del suelo alcanza los 10 grados, la savia en estado de letargo de la planta comienza a circular. Es gracias, también, a las horas de sol y el grado de humedad del suelo como esta sangre vegetal comienza a moverse. Un momento que marca el despertar biológico de la vid.

El ascenso de la temperatura activa el sistema radicular de la planta y la respiración celular de la misma. Gracias a esto, la vid tiene capacidad de recuperarse del invierno, absorbiendo agua y elementos minerales del suelo. Algo que también involucra a las reservas propias de la planta.

El lloro de la vid supone el remonte de la savia por los sarmientos. Una movimiento que, por presión, comienza a subir de para irrigar todas las ramas de la planta. Una circulación que hace que la vid vuelva a la vida y se prepare para brotar, florecer y transformar sus flores en uvas.

El llanto de la vid

Cuando esa savia en movimiento alcanza los bordes podados de las ramas, la vid llora. Un llanto que puede verse en minúsculas pero constantes gotas de lo que en apariencia es agua. Nada más lejos de la realidad: en realidad, ese líquido transparente que vemos en forma de lágrimas es una rica mezcla de sustancias vegetales vivas. La responsable de preparar a la planta para el siguiente paso de su ciclo.

 

¿POR QUÉ SE PRODUCE EL LLANTO DE LA VID?

El llanto de la vid tiene diferentes objetivos. Por un lado, su evacuación por las ramas podadas permite cicatrizar las heridas infligidas a la planta. Una forma de cauterizarlas y protegerlas de diferentes agresiones exteriores como las plagas del viñedo que, con las temperaturas de la primavera, también hacen su acto de presencia.

El final del lloro llega cuando los cortes de la poda se ven cubiertos de una sustancia gomosa. Una mezcla de bacterias que viven sobre el derrame y en la evaporación de las sales, minerales y sustancia orgánica que conforman el lloro. Es gracias a esta mezcla viva como los vasos leñosos pueden empezar a generar vida.

La vid en primavera

Lejos de lo que puede parecer, el lloro de la vid no debilita a las cepas. Algo sorprendente, ya que se estima que una planta puede llegar a derramar hasta cinco litros por cepa. Sin embargo, sí puede pasarle factura cuando se somete a la vid a una repoda. De someter a la planta a estos nuevos cortes, la sensibilidad ante las heladas primaverales de las yemas también se aumenta.

LA MEJOR COSECHA

Aunque pueda parecer un momento sin más de la planta, el lloro de la vid es crucial. Tanto como lo es la poda del viñedo. De la eficacia de esta última y de la elección de su momento perfecto dependerá que la vid llore en el momento que debe hacerlo. Y, lo que es más importante, que cumpla otra de sus funciones: permitir la correcta foliación de la planta.

Y es que, aunque las hojas de la vid puedan parecer solo parte de ella, en realidad suponen la parte vital de la planta. No solo son las responsables de la transpiración, la respiración y la fotosíntesis. Además, en ellas se forman las moléculas de azúcares y ácidos que se acumularán en cada fruto y condicionarán su sabor.

Un motivo de peso para que le demos a este llanto vegetal la importancia que tiene. Para que comprendamos lo vital que es que se produzca.

Para que lo observemos como lo que es: la emoción de la vuelta a la vida.