Carlos Serres

Diferencias entre vid y parra

Es una de las dudas habituales de los amantes del vino pero, también, de los amantes de la jardinería. Para muchos, la pregunta es evidente: ¿son la parra y la vid especies vegetales diferentes? Algo que surge, fundamentalmente, por la imagen mental que tenemos de lo que es una vid y lo que sabemos que es una parra.

Resulta curioso saber que la parra no deja de ser una vid podada de una manera diferente. Mientras a la primera se le suele dar una forma arbustiva y, habitualmente, no se le permite alcanzar un gran tamaño; la parra es una vid que se ha dejado crecer en altura. Como planta trepadora que es, la vid sin pautas de crecimiento puede llegar a alcanzar una envergadura importante. Tanto que puede llegar a alcanzar los seis metros de altura.

Y, ahora que sabemos que son la misma planta, ¿cuál es la más adecuada para la vinificación? Una pregunta que no tiene una respuesta universal sino que, más bien, se administra de distintas maneras a lo largo y ancho de nuestra geografía. En la cornisa norte de España es habitual ver parras y, en vinos gallegos, sus uvas son muy apreciadas para redondear algunos caldos blancos. Una imagen que desaparece por completo cuando nos adentramos en regiones eminentemente vitivinícolas. El motivo: la capacidad de producción de una y otra.

Veamos, pues, cuáles son las diferencias entre vid y parra para entender mejor el motivo de cultivo de cada una de ellas.

DIFERENCIAS DE PODA

Dado que la vid es en esencia una planta trepadora, la principal diferencia con la parra es la forma que se le da mediante la poda. Cuando lo que buscamos es una buena producción de vino en lo que respecta a cantidad, la poda de la vid se hace imprescindible. Gracias a ella, la planta concentra sus energías en generar buenos frutos. Algo que se logra, fundamentalmente, limpiando un buen número de hojas que no dejan de ser un elemento más de la planta a nutrir. Gracias a esta poda, estaremos guiando la vid por sarmientos.

Diferencias de poda entre la vid y la parra

Cuando a la vid se le da forma de parra, la cantidad de uva que produce es menor. Esto se debe, fundamentalmente, a que la planta concentra gran parte de sus energías en crecer en frondosidad para poder continuar trepando. Algo para lo que necesita, inevitablemente, una buena cantidad de hoja. Por esta razón, y además de las podas del viñedo, a la parra se le aplica también la denominada poda en verde: una eliminación de hojas y ramas superficiales con la que se busca, fundamentalmente, permitir a la planta seguir creciendo en altura.

DIFERENCIAS EN MODO DE CULTIVO

No existen diferencias sustanciales entre la vid y la parra en lo que respecta a cultivo. Los cuidados que demandan estas dos formas que se le dan a la vid son los mismos. Sin embargo, hay un aspecto diferencial entre ambas: la parra demanda más espacio para poder crecer. Esto se debe a que, a medida que va cobrando altura, sus raíces crecen para sostener a la planta y necesitan una mayor superficie para ello. Un hecho que procura que la distancia a salvar entre planta y planta sea superior a la que se aplica en una viña en sarmiento.

Otra diferencia entre vid y parra a nivel de cultivo se fundamenta en el uso que se le quiera dar a la cosecha. Mientras en un viñedo, por su capacidad de producción de uva, conviven diferentes tipos de la misma; en el caso de la parra es importante contar con plantas de la misma especie si queremos realizar algún tipo de vinificación. Este aspecto se debe, nuevamente, a su menor capacidad de producción.

USOS DE LA PARRA Y LA VID

A pesar de que ambas plantas pueden darnos una buena cosecha de uvas, lo cierto es que la vid en forma de parra es minoritaria en las principales regiones vitivinícolas de España. La extensión de viñedo plantado en sarmiento supera con creces a la que podemos encontrar en forma de parra. Un hecho que se fundamenta en esa capacidad de producción de una y otra.

qué es una vid y una parra

A pesar de ello, es habitual ver viñas en forma de parra en las proximidades de los viñedos o, incluso, con un protagonismo de excepción en zonas productoras de vino de Galicia conviviendo con viñas en sarmiento.

Sin embargo, el uso de la parra tiene un carácter más decorativo que productivo. Se ha convertido en una planta habitual en los jardines, guiada a través de espalderas o como cierre vegetal sobre muros. Además, cuenta con una gran popularidad no solo por sus frutos sino, también, por uno de los principales atractivos de la viña: su llamativa coloración cuando llega el otoño.

Dos formas diferentes de interpretar una misma planta. Dos maneras diferentes de disfrutar de la vid.